28/12/23 – Revista Centinela – Madrid, España
¿ES LA TECNOLOGÍA LA MAYOR AMENAZA DEL HOMBRE?
Es posible afirmar que sí. Mira por ejemplo el poder destructivo que puede generar la energía nuclear mal utilizada. O mira las armas biológicas. Son una expresión de cómo la tecnología puede ser utilizada para destruir al ser humano.
Pero así como planteamos una visión pesimista, la tecnología también se erige como la mayor oportunidad del hombre. Es la extensión del ser humano que quiere cambiar el mundo que le rodea. Así que creo que deberíamos tener una visión equilibrada sobre esta herramienta, moralmente neutra, que depende de la bondad o maldad de las manos que la utilicen.
PONGAMOS QUE ESTÁ EN MALAS MANOS… ¿QUÉ TRES PROBLEMAS CONCRETOS PUEDE GENERAR?
Creo que este problema lo ejemplifica bien el avance de las tecnologías convergentes, como la inteligencia artificial, la biotecnología, la nanotecnología robótica, etc.
Sin embargo, considero que hay tres tecnologías especialmente peligrosas en malas manos. En primer lugar, la inteligencia artificial, que plantea la amenaza de tercerizar la toma de decisiones a unas máquinas. Esto supondría el fin de la autonomía del ser humano. La segunda es la biotecnología y sus derivados como la edición genética. Se pretende tercerizar algo tan natural como el proceso reproductivo del ser humano y esto es una amenaza a nuestra propia humanidad. Pasaríamos de reproducirnos para preservar la especie a ser reproducidos por unas máquinas. Y por último hablaría de la técnica, que es todo aquello que la tecnología permea en la vida del hombre en nombre de la eficiencia. Y esto podría instrumentalizar al ser humano.
EL AVANCE DE LA TECNOLOGÍA SE FAVORECE EN NOMBRE DEL «PROGRESO». ¿PUEDE HABER UN VERDADERO PROGRESO DESARRAIGADO DEL SER HUMANO?
El progresismo es la ideología política que recurre a la ciencia y la tecnología como principales instrumentos de reforma. Y todo lo que se plantea a través de estas herramientas es rápidamente tildado de «progresista». Hoy vivimos en un escenario donde la tecnología juega un rol fundamental en esa narrativa progresista.
Ahora bien. Si hay un progreso en nombre del cual se le pide al ser humano dejar de ser humano, la posibilidad de progresar desaparece. Un progreso sin tener en cuenta al hombre es un progreso deshumanizado. Por eso cuando el uso de las tecnologías y la ciencia se orienta en favor del ser humano, eso repercute para bien en nuestras vidas, materialmente, pero también espiritual y moralmente.
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